La venta de carnes es interesante, pues muchas presas en otros países incomibles, son disponibles por unidad o por libra: ejemplos son las cabezas de gallo con cresta y todo y gusanos condimentados, cuya preparación es difícil investigar si no se habla chino

Una de las ventajas de viajar sin estar sujeto a un itinerario impuesto por un tour pre-pagado, es la de poder adentrarse en lugares que, por lo general, no suelen formar parte de ese itinerario. En este sentido, una de las experiencias más interesantes que mi esposo y yo hemos tenido, es la de haber podido adentrarnos en un mercado tradicional en la ciudad de Beijing. Al igual que pasa en muchos países, el mercado como tal mantiene la venta de productos recogidos mediante actividad agrícola, aparte de abarcar ingredientes no procesados que no siempre están disponibles en los supermercados.

Uno de los mercados más interesantes en China se encuentra precisamente en la parte este de la ciudad capital, en una calle nada turística y muy angosta; en tal mercado, los comerciantes ofrecen productos transportados desde las zonas más remotas del país, y que representan precisamente esos ingredientes que hacen de la comida china auténtica una variedad exótica que nada tiene que ver con lo que se conoce como ‘comida china’ una vez que ésta sale de sus fronteras para llegar a un público internacional.

Adicionalmente, en 1980, la compañía administradora del transporte urbano, cerró la línea de tren que pasaba por esa zona debido a su cercanía con la estación central. A eso se sumó el hecho de que, al ser una zona industrial, la mayor parte de gente que se transportaba a la zona, lo hacía en camiones de carga por motivos exclusivamente de entregas. Luego, poco a poco, la zona se fue convirtiendo en un área abandonada y hasta peligrosa.

Entre los ingredientes más comunes se encuentra el jengibre, ingrediente primordial en muchos platos tradicionales chinos, junto con el ajo y los chiles picantes. Estos tres productos abundan en grandes canastos tejidos a mano y se venden por libra; en el mercado, estos ingredientes son tan primordiales, que se ofrecen en distintas opciones. No solamente está el jengibre, el ajo, o los chiles picantes, en su estado natural. Aparte, se los oferta ya pelados y condimentados con varias especias para ser usados sin tener que prepararlos antes de añadirlos a distintas recetas.

De entre las frutas, el ´lichi´es bastante común y se lo puede adquirir igual sin pelar o ya pelado y bañado en diferentes salsas dulces. La pitajaya, cuya variedad más vista en esos mercados tiene una corteza roja, es otra de las frutas populares. La llamada ´naranja china´es igualmente otra fruta muy popular. La abundancia es cosa que no extraña para quienes hemos crecido en lugares donde este tipo de mercado es parte de la cultura local, pero es uno de los aspectos que atraen a extranjeros no acostumbrados a ver tanta producción frutal disponible.

El brócoli, el apio y variedades de espinaca que no se ven en ningún otro lugar del mundo forman también parte del repertorio de vegetales disponibles. Junto con ello, hay montón de productos irreconocibles, como por ejemplo hojas provenientes de plantas desconocidas. Por su parte, la venta de carnes es bastante interesante, puesto que muchas de las partes que en otros países consideramos incomibles, en este mercado se ofrecen como presas disponibles por unidad o por libra; para mejor ilustrar, no puedo pensar en un mejor ejemplo que el de las cabezas de gallo con cresta y todo. Se ofrece igual a la venta distintos tipos de gusanos ya condimentados, cuyo destino en la preparación de alimentos es difícil de investigar si no se habla chino.

Lo interesante, además, es que estos puestos están ubicados bajo techo en cuartos de construcciones antiguas que, otrora, estaban destinadas a la vivienda, pero que hoy en día resultan un tanto rudimentarias, si bien muchos de los vendedores tienen su habitación en un rincón durante la noche, mientras que en el día es su lugar de trabajo.

Los vendedores exhiben los precios en letreros de cartón improvisados con todo escrito en chino, pues igual estos mercados no siempre son del interés del turista y, a menudo, muchos de sus productos repelen a los extranjeros. Sin embargo, una de las mejores formas de comprender la cultura local de un lugar es definitivamente yendo a un mercado tradicional; allí se puede observar de primera mano los ingredientes que forman parte de la comida, aspecto clave de cada localidad en el mundo y parte fundamental de nuestra esencia humana, como es la alimentación diaria.

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