Al filo de la tercera edad, los bachilleres del Benigno Malo de 1965 cosechan la amistad de tiempos colegiales, fortalecida con el buen humor de los años, los lustros y las décadas. Y los recuerdos

Los ex compañeros hoy son más compañeros de lo que fueron en las aulas. Al grupo de 73, se suman cientos de hijos, decenas de nietos y recientemente un bisnieto. El primero en hacerse bisabuelo, ironía benignista, es el más joven de todos: Luis Serrano Serrano, con 62 años y el que menos canas pinta, porque apenas le quedan pelos en la cabeza.

Promoción de bachilleres benignistas del 65,   especialidad químico-biológicas. Foto tomada por el Dr. Luis Sánchez Valdiviezo.


Médicos, ingenieros, abogados, arquitectos, dentistas, profesores de todos los niveles, empresarios, taxistas y obreros, forman este núcleo, ejemplo de solidaridad y afecto mutuos. Es rara una organización similar de ex alumnos de secundaria, con reuniones frecuentes, a varias de las cuales asisten las esposas y los hijos.

Los ex alumnos en un acto social para reforzar la freternidad.

 


Iván Coellar, Presidente de la promoción, tiene los brazos abiertos para recibir a los compañeros.

Recién graduados, cada uno fue por rumbos distintos: carreras universitarias, empleos privados o públicos, viajes o residencias en otras ciudades o países. Hasta que en 1979 Enrique Terreros y Luis Serrano, ya arquitecto el uno y médico el otro, promovieron una cita de ex compañeros para evocar los tiempos de colegio.


Desde entonces no dejan de reunirse, todas las semanas, para departir el diálogo y la amistad. Desde hace años las citas, los miércoles, son en el restaurante La Herradura, de Iván Coellar Delgado, actual Presidente de la Promoción 1965, quien a más de las parrilladas, reparte alegría entre los asistentes, que no necesitan convocatoria.

Enrique Terreros y Luis Serrano, promotores de la organización que se consolidó en 1979.

Terreros y Serrano son los portavoces para conversar con la revista AVANCE sobre la experiencia de la organización. "La amistad del tiempo de colegio es para toda la vida y cuando se la cultiva €“como en este caso- adquiere proporciones familiares".


Los recuerdos van por las picardías de la adolescencia: el concurso intercolegial de villancicos para el que les preparaba el maestro José Castellví, que acabó despechándose de tratar con tantos malcriados que desafinaban a propósito. La solución fue hacer un coro mixto con las alumnas del colegio Garaicoa, bajo la dirección del mismo maestro, en su residencia. "Varios compañeros conservan un cenicero, un adorno o alguna pieza asaltada sin malicia de la casa del director", recuerdan.


Cuando los miembros de la Junta Suprema de Gobierno, presidida por Ramón Castro Jijón, presenciaban un desfile cívico desde la tribuna levantada en la Avenida Solano, "nosotros pasamos frente a ellos dándoles la espalda y rindiendo honores al público, lo que fue un escándalo nacional", comentan, todavía admirados de la hazaña a tono con la característica rebeldía del más laico y democrático de los colegios cuencanos.



Las esposas de los esx alumnos en una cita de amistad.

También recuerdan la bronca con los estudiantes del colegio Borja, plantel secundario elitista cuyo uniforme era el terno impecable que lucían con ostento los alumnos. "Nos dábamos modos para arrancharles los pañuelos y ridiculizarlos ante el público", evocan sin alardear de su conducta, una reacción juvenil adversa a las distinciones sociales que por entonces predominaban en el medio.


Cuando ellos eran alumnos, se construía el coliseo del Benigno Malo, cuya cubierta colocaba la empresa Indumesa. "Un día, mientras el propietario €“Alejandro Serrano, futuro Alcalde y Vicepresidente de la República- supervisaba el trabajo, empujamos su carro a un escondite improvisado con ramas de la vegetación abundante en la parte trasera del establecimiento".

El centenario colegio y la avenida Solano en una foto de hace medio siglo.

Al advertir que el vehículo se había esfumado, se produjo un escándalo y muchos pusieron en dudas que el contratista hubiese entrado con el carro, hasta que al fin de la tarde, fueron los propios alumnos los que condolidos lo "descubrieron", para tranquilidad de las autoridades del plantel y del contratista.

Las anécdotas serían interminables, como el recuerdo de los que entonces fueron sus maestros: el Tan Solo Ramírez,   el Cuchucho Jara, el Chivo Fernández, el Burro Salgado, el Mudo Ochoa, el Mazho Andrade, el Nerón Serrano, el Brujo Saúl Mora, el Cabezón Aguilar, el Búho Domínguez, Papá Celiano Vintimilla, el Guineo Espinoza, el Pato Torres, el Oñoño Ordóñez, el Tarzán Ordóñez y tantos más. Los profesores de los que no se acuerdan seguramente no tenían apodos o no eran tan buenos profesores.


Los jóvenes de entonces, con los rostros distintos a los de hoy.
Abajo, portadas de dos publicaciones de la promoción.

La amistad consolidada entre los miembros de la Promoción ha permitido que, a más de las reuniones convertidas en tradición infaltable, saliesen a luz cuadernos y revistas que dan cuenta de sus actividades, con corresponsales en las ciudades del país donde hay un compañero. Allí están evocaciones de la vida estudiantil y testimonios de la trayectoria profesional de los integrantes, los cuales aportan con artículos de su especialidad.


Los temas nunca faltan en un grupo solidario y a la vez diverso, con profesionales de todas las ramas y personajes notables como magistrados de Justicia, autoridades de cultura, intendentes de policía, gerentes de bancos, dirigentes gremiales, empresarios o líderes sociales, hace 45 años hijos de familia, hoy troncos de nuevas generaciones de ciudadanos.
Las reuniones sociales son acontecimientos multitudinarios. Entre los entusiastas del grupo está Luis Arias Solano, empresario de la construcción, que pone a disposición de los compañeros su residencia o sitios vacacionales, considerados como sedes oficiales de la Promoción.


También hay paseos a balnearios o sitios de interés turístico. El 20 de noviembre está previsto un crucero por el Caribe, que terminará con un viaje a Miami, por invitación de Rómulo Bernal, compañero de promoción que ha ejercido su profesión de médico con éxito en los Estados Unidos.



Departir con los jóvenes de hace medio siglo permite advertir gran parte del trayecto de sus vidas, a las que se asocian experiencias que llevan a la reflexión sobre las ineludibles mutaciones humanas con el correr del tiempo: su juventud fue anterior a la televisión o las computadoras; cuando entraban a escondidas al cine Candilejas para ver películas prohibidas que hoy serían castas e inocentes; cuando había cantinas con rockolas y la música preferida eran los pasillos y algunos cantantes extranjeros aún queridos y añorados: Leonardo Fabio, Raphael, Yaco Monti, Sandro y otros;   cuando en vez de discotecas y naigth clubes había tabernas con nombres de personajes inolvidables como La Vaca Negra o la Mama Camisas; cuando había que mentir en casa que iban a misa para escapar un por sí apareciera una dulcinea en los balcones Tiempos idos.

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