Por Alba Luz Mora

 

Alba Luz Mora
Hoy estamos inmersos en una realidad innegable: la escasez de servicios y demandas sociales básicas frente a una población que ha cambiado su estructura. El sector joven, que es el mayoritario, exige ingreso a las entidades educacionales de todos los niveles. Un gran porcentaje de jóvenes aspiran a la educación superior y su exigencia rebasa la oferta existente
 
El Ecuador ha llegado ya a los 14 millones de habitantes y con esta verdad se han acelerado procesos tan significativos como la urbanización,  la multiplicación de las demandas en cuanto a servicios básicos y los conflictos sociales derivados de esas deficiencias.
 
Desde la década de los años 80 entidades como el CEPAR, CEMOPLAFF y algunos líderes de opinión ya advirtieron al Estado y a los dirigentes políticos que la sociedad ecuatoriana sufría un gran desfase entre el crecimiento indiscriminado de la población y sus necesidades básicas. En consecuencia, urgían políticas poblacionales que afronten ese desequilibrio social. Fueron muy pocas las entidades y personas que escucharon el mensaje y  fue muy insignificante los que se hizo estatalmente.
 
Hoy estamos inmersos en una realidad innegable: la escasez de servicios y demandas sociales básicas frente a una población que ha cambiado su estructura. El sector joven, que es el mayoritario, exige ingreso a las entidades educacionales de todos los niveles. Un gran porcentaje de jóvenes aspiran a la educación superior y su exigencia rebasa la oferta existente. La calidad de la enseñanza debe transformarse para lograr estándares a nivel de otros países. La escasez de empleo y trabajo, en un 7%, para una población urbana concentrada en las capitales de provincia, tienen a municipios, prefecturas y gobernadores en una crítica situación difícilmente solucionable. Si han crecido y se han organizado mejor los servicios de la seguridad social no llegan a las mayorías. Pululan los indigentes y mendigos y no siempre un adulto mayor recibe una pensión digna ni atención oportuna de su salud
 
La masificaciòn de la sociedad, el impulso que proviene de la inmensa mayoría de gente joven, ha devenido en otras complejidades difíciles de obviar.  La conducta juvenil desprejuiciada, con escasa preparación moral para evitar mayores conflictos ha emergido casi sin advertirla oportunamente. El inicio prematuro en la actividad sexual y las pocas enseñanzas morales y éticas recibidas han hecho proliferar el ejercicio inconsciente de la sexualidad y la maternidad precoz e irresponsasable. De ellas han derivado el aumento de una población marginal sin educación y sin trabajo que recurre al comportamiento antisocial, la delincuencia y la violencia como formas de sobrevivencia.
 
Mientras tanto nuestro Gobierno, favorecido como nunca por los ingresos petroleros, ha incrementado los gastos corrientes. No ha suscrito el Tratado de Libre Comercio Internacional ni con USA ni la Unión Europea. Hay fracaso en el aspecto productivo por lo que nuestras exportaciones son menores a las importaciones. El grueso de los créditos ha ido a la parte productiva importadora y las ganancias han sido de los banqueros.No se han mejorado el acceso de los trabajadores a la propiedad. No hay reducción sustantiva de la pobreza, no hay equidad. Nunca antes los grupos poderosos estuvieron mejor y la tenencia de la tierra casi no ha cambiado. 
 
El Gobierno de transformaciones sociales no se ha definido, pese a que la Revolución Ciudadana tiene en la Constitución de Montecristi un alcance importante. ¿Cambiará para bien del Ecuador la política estatal o persistirán los desfases y contradicciones? El tiempo lo dirá.
 
 
 
 

 

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