Por Eugenio Lloret Orellana

 

Eugenio Lloret

Vale recordar el episodio en el que la Embajadora pedía revocar la visa estadounidense a quien fuera Comandante General de la Policía entre abril de 2008 y julio de 2009 acusado de prácticas corruptas y, dando a entender que el Presidente Correa cuando lo extendió el nombramiento estaba al tanto de ese comportamiento irregular.  La reacción no se hizo esperar por parte del Gobierno ecuatoriano que actuó con dignidad y firmeza hasta expular a la embajadora.

 

   
   
A lo largo de la historia, la humanidad ha ido escribiendo páginas estupendas protagonizadas por inteligencias rebeldes y creativas que exploraron las fronteras del futuro para procesar información. Se trata de Prometeo, el mago de la tecnología que robó el fuego a los dioses para brindar a los hombres. En la versión oficial de la leyenda, Prometeo es torturado por esa transmisión no autorizada de “información reservada “. En la versión moderna consigue escapar y transmite importantes conocimientos navegando por el ciberespacio, por las grandes redes de comunicación y acceder a los bancos de datos de las multinacionales de la información y centros de investigación con las tecnologías más avanzadas, en especial la realidad virtual y las redes hasta convertirse en los nuevos centros de socialización del saber.
 
Los Wikileaks pretenden cambiar el mundo con su computador, fusionan tecnología y contracultura y son el arquetipo de los piratas informáticos que por millones están continuamente transmitiendo informaciones, opiniones y puntos de vista.
 
Los hackers, los cyberpunks y los wikileaks y con ellos las 20 millones de personas conectadas a Internet, la mayor red de comunicación existente y la influencia que está teniendo en la sociedad contemporánea, así como las secuelas que está generando trascienden toda expectativa, puesto que las revelaciones que se han hecho han sido sobre los gobiernos y su accionar y, por tanto, desafía la transparencia de los poderes políticos y económicos hegemónicos del planeta, además de ser una lección para la mass media, si consideramos que una sola organización de activistas liderada desde 2006 por Julián Assange, icono moderno del activismo contestatario ha logrado publicar más documentos “clasificados” que el conjunto de todos los medios de comunicación masiva en el mundo juntos.
El debate sobre Wikileaks ( filtración de información ) y que se define como una organización mediática internacional sin fines de lucro pertenece entonces al terreno político, en el que las posiciones son más categóricas y revolucionarias. El gobierno de los Estados Unidos, por citar un ejemplo, ve que los actos de Wikileaks riñen con la legalidad bajo el argumento de que todo Estado tiene “derecho” a manejar información secreta y que la publicación de información sensible podría acarrear riesgos a informantes o partes involucradas. 
 
Pero lo único cierto es que Wikileaks y su creador cuentan con un enorme apoyo de la sociedad civil organizada, del periodismo realmente independiente y de esa intelectualidad contestataria que cree en el derecho de la gente a conocer cualquier acción que se emprenda en su nombre, y que considere que Wikileaks es una de las mejores contribuciones para el periodismo investigativo y para lograr un mundo más transparente.
 
Los servicios de inteligencia norteamericanos señalan a Wikileaks como una amenaza para la seguridad de los EE.UU. y han pedido que Julián Assange sea juzgado como terrorista, quien hoy se halla bajo arresto domiciliario, a la espera de una decisión de un tribunal de Londres para que conceda o no la extradición a Suecia. Es que la magnitud y la gravedad de la documentación difundida sobre EE.UU. es, de lejos, la mayor filtración de información comprometedora de la historia hasta poner en jaque a la diplomacia global con complejo de superioridad.
 
En Ecuador y según Fidel Narváez, un activista de derechos humanos y actual Cónsul del Ecuador en Londres, el efecto Wikileaks ha sido significativo y ha tenido resonancia mundial pese a que los cables enviados desde Quito aún no han revelado secretos extraordinarios, pues, según Narváez, de los más de 250.000 documentos filtrados, elaborados en más de un centenar de países, 1.392 cables tienen su origen en nuestro país. Gran parte de los informes oficiales llevan la firma de responsabilidad de las diferentes embajadoras asignadas para Ecuador entre el 2004 y el 2009.
 
Vale recordar aquel episodio en el que la Embajadora pedía revocar la visa estadounidense a quien fuera el Comandante General de la Policía entre abril de 2008 y julio de 2009 acusado de prácticas corruptas y, dando a entender que el Presidente Correa cuando lo extendió el nombramiento estaba al tanto de ese comportamiento irregular. La reacción no se hizo esperar por parte del Gobierno ecuatoriano que actuó con dignidad y firmeza hasta expulsar a la embajadora. Ahora viene más y ya sale a relucir una serie de nombres de periodistas, editorialistas y editores que colaboraron como fuentes de información, de “primera mano “ que no solo informaban a la Embajada de los acontecimientos del país, sino que ésta se alimentaba de sus opiniones para reportar a Washington.
 

 

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