El Alcalde Fernando Cordero gestionó y consiguió la declaratoria de Cuenca como Patrimonio Cultural de la Humanidad. A partir de entonces se generaron respuestas nacionales e internacionales que han consolidado el destino turístico y cultural de la ciudad

El 1 de diciembre de 1999, en Marrakech, Cuenca fue incluida por la UNESCO en la nómina de ciudades patrimoniales del mundo, en reconocimiento a sus valores arquitectónicos, culturales y paisajísticos.
 
   El entonces Alcalde, Fernando Cordero Cueva, había puesto entre las metas importantes de su gestión, lograr el reconocimiento universal. Alcanzarlo, fue acontecimiento que generó grandes respuestas positivas de la ciudadanía, así como el compromiso de asumir con mayor responsabilidad pública el desarrollo futuro de la ciudad, que asegure la preservación del título conseguido. ¿Se han cumplido las expectativas o qué es lo que está pendiente? 
 
    Éstas y otras inquietudes planteó la revista AVANCE al ex Alcalde que obtuvo el reconocimiento patrimonial. Sus respuestas se insertan en estas páginas.
 
Fernando Cordero Cueva, el Alcalde que alcanzó el título patrimonial del mundo para la ciudad de Cuenca.

“Resulta contradictoria la decisión de no admitir un parqueo subterráneo en la plaza San Francisco y sus calles aledañas mientras se ha permitido destruir o “adaptar” más de 80 casas patrimoniales, algunas con patio, traspatio y huerta, en aparcamientos privados”

 
Cómo valora, a los 17 años, la declaratoria que Cuenca logró de la UNESCO?
   Fue un acontecimiento muy especial. Desde el día que presentamos el expediente técnico ante la UNESCO generamos una intensa campaña de socialización de esa propuesta que tenía como meta conseguir un intangible: la inclusión de Cuenca en la lista del Patrimonio Mundial.
   En pocos meses de intenso trabajo, conseguimos las dos cosas. La UNESCO aceptó incluir a Cuenca en la lista del patrimonio mundial y nosotros logramos que nuestros ciudadanos, los de la ciudad y los de todas las parroquias rurales nos apropiemos de ese “título”, no como un “trofeo”, sino como un medio para dar rienda suelta a muchos sueños individuales y colectivos para hacer que Cuenca sea una “Ciudad en serio”, una ciudad inclusiva, una ciudad y una sociedad: solidaria, justa, equitativa. Una Gran Ciudad.
 
¿Los más notables beneficios alcanzados?
    Considero que la inclusión de Cuenca en la lista del Patrimonio Mundial logró subir a niveles superlativos nuestra autoestima y ello produjo y sigue produciendo cientos de semillas para seguir mejorando cotidianamente nuestra ciudad y nuestra concepción social, cultural, ambiental, económica de ella y su entorno.
 
¿De no haberse dado la declaratoria, cuál habría sido la diferencia?
   Habría sido de alguna forma una especie de batalla perdida en lo internacional pero en lo local posiblemente una semilla para intensificar el estudio de lo nuestro y una mayor valoración de nuestras culturas. Posiblemente algunas iniciativas públicas y privadas se habrían detenido o diferido.
 
¿Se han cumplido las aspiraciones previstas?
    Yo soy optimista y creo que hay muchos logros y también muchas tareas pendientes para mejorar nuestra Cuenca, el avance es positivo.
 
¿Se ha fallado en algo, en qué y de quién es la culpa?
   Se ha abandonado el concepto inicial de mantener la vivienda en el centro de la ciudad e incluso incrementar su población. Se ha mercantilizado de tal manera los bienes patrimoniales y generado complejos procesos que han “expulsado” a las pocas familias que aún vivían en el centro histórico. Hemos dejado que la especulación y la codicia modifiquen las características sociales y ambientales de la ciudad Patrimonial.
 
   La mayor falla es la falta de control del uso del suelo y las edificaciones del Centro Histórico. Los custodios del patrimonio son los responsables pero debemos asumir la culpa todos ya que el silencio es una forma de complicidad. No todo esta perdido, creo que hay que reorientar la política pública del uso del Centro Histórico.
 
¿El proyecto Tranvía, aportará en beneficio del tema patrimonial?
   El proceso de construcción del tranvía en el centro histórico ha sido tan traumático que es difícil suponer, por ahora, que se podría convertir en un beneficio.
 
   Los problemas de movilidad son tan grandes, que la gente podría finalmente aceptar esta agresión a sus calles y aceras como un “mal necesario” para solucionar los trancones y la cada vez más difícil y tortuosa travesía para llegar a la ciudad histórica.
 
   Es lamentable y contradictorio que tras siete años y medio de “planificación” del proyecto tranvía y casi tres de construcción no se conozca aún ¿cómo se integrará con los restantes medios de transporte?, ¿cuántos viajes en vehículo particular dejarán de hacerse?, ¿cuánto costará cada viaje?, ¿se pagará un solo pasaje en buses y tranvía?, ¿cómo se logrará el transporte “multimodal”?, ¿quién lo administrará?, ¿quien pagará los daños y el lucro cesante de cientos de comerciantes afectados?, ¿Qué se hará en las vías arteriales en las que eliminaron carriles de circulación? y muchas preguntas más relacionadas con un futuro incierto y supuestamente, muy cercano.
 
   Algunas obras públicas o privadas actuales podrían preverse como futuros elementos patrimoniales?
   De hecho lo patrimonial no es solo lo antiguo. Hoy, ventajosamente, se ha ampliado el concepto patrimonial a los intangibles de nuestras culturas. Ello hará posible que obras que se hagan con calidad, creatividad y originalidad siempre podrían aspirar a ser incluidas en esa privilegiada lista mundial.
 
   Antes de incluir nuevas obras, deberían incluirse patrimonios históricos no valorados suficientemente como la hermosa ciudad de Zaruma y algunos vestigios de testimonios más humildes y únicos de la arquitectura y urbanismo vernáculos de muchas regiones del Ecuador.
 
¿Qué criterio sobre los proyectos Plaza San Francisco, Calle Santa Ana, museo Remigio Crespo, el mirador de Cristo Rey y algún otro sobre el que sería oportuno un comentario?
   Es difícil comprender por qué luego de más de 12 años de haber diseñado un proyecto de mejoramiento de la plaza de San Francisco aún no se tenga fecha de inicio de esa obra y que el pretexto siga siendo “la falta de acuerdo sobre el diseño”. Peor que ello resulta la contradictoria decisión de no admitir un parqueo subterráneo en dicha plaza y sus calles aledañas mientras se ha permitido destruir o “adaptar” más de 80 casas patrimoniales, algunas con patio, traspatio y huerta, en aparcamientos privados. La apertura de la calle Santa Ana es un proyecto muy positivo y para no distorsionar su objetivo debe removerse esa edificación moderna que obstruye su ingreso desde la calle Padre Aguirre. El haber permitido la construcción de un edificio que obstaculiza la contemplación de la ciudad histórica y los hermosos paisajes del Sur, desde el mirador de Cristo Rey es un buen ejemplo de pusilanimidad.
 
Los ex alcaldes han exigido que la Municipalidad recupere la corona del poeta para el museo que lleva su nombre. ¿Cómo explica la ausencia de gestión de la Alcaldía para este propósito y para recuperar decenas de piezas también patrimoniales sustraídas?
   Hay una constante evasiva para recuperar la corona del poeta Remigio Crespo, incluirla en los bienes patrimoniales de Cuenca y exhibirla en el propio museo que lleva el nombre del poeta.
 
   Hay que terminar con esa ambigua actitud que habla de recuperar la corona pero no se atreve a exigir a los supuestos dueños que exhiban documentos que prueben la propiedad que ellos argumentan para proclamarse “dueños y custodios” de esa corona. La actitud se podría resumir en una decisión clara y directa. ¿O prueban documentadamente la propiedad de la corona o la devuelven inmediatamente a la ciudad, que cuenta además con el apoyo de los descendientes del poeta coronado.
 

Bienes Perdidos en Tiempos Patrimoniales

Secuencia de un bien inventariado como patrimonial, que se lo dejó destruir pública e impunemente en las calles Juan José Flores y Lizardo García.

   Desde que Cuenca fuera proclamada Patrimonio Cultural de la Humanidad, junto con el interés por la preservación de edificaciones patrimoniales, se han dado también casos de descuido o indolencia que han permitido la desaparición de bienes inventariados.

   Merecen citarse, entre ellos, la demolición de la Villa Roselena, en la avenida Solano, donde se aprovechó de un largo feriado para destruirla apresuradamente y levantar luego un edificio de características modernas que nada recuerda el bien patrimonial desaparecido.

   También, el caso del parque y mirador de Cristo Rey: la Municipalidad permitió que una edificación de varias plantas obstaculizara la visibilidad de la ciudad, desde uno de los ángulos más próximos y elevados al norte del centro histórico.

   Otra negligencia de los departamentos municipales y de entidades públicas llamadas a cuidar del patrimonio arquitectónico, es una antigua casa en la calle Juan José Flores y Lizardo García: apenas fue reconocida como bien patrimonial, los propietarios retiraron el tejado para que se destruyera. Las fotos que acompañan muestran el proceso de deterioro y destrucción, impune e irresponsable, de la edificación inventariada como bien patrimonial de Cuenca, ahora en estado de completa destrucción.

 

 
 
 
 

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