Por Yolanda Reinoso*

 

Los cocodrilos cohabitan naturalmente con los caimanes, dato único porque las dos especies juntas no se encuentran en ningún otro hábitat del mundo. Aparte de coloridas mariposas, diversos tipos de aves están siempre sobrevolando el pantano: garzas, cigüeñas, flamencos y otras especies de pájaros que no reconocemos
 
 
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La creación de la gran mayoría de parques nacionales del mundo implica la necesidad de preservación de la flora y fauna que en ellos habita, pero también suele apuntar a la generación de recursos gracias a visitas guiadas. En este aspecto, el caso del parque Everglades vale resaltar porque su declaración como tal se hizo en principio con la idea de preservación, más no de recreación. Aparte, la prontitud con que las autoridades respectivas habrían tomado la decisión de declararlo como zona protegida llama la atención. El parque en cuestión está situado al sur de Florida, y en el año 1947 el gobierno federal de los Estados Unidos decidió aprobar el pedido de un equipo de científicos y conservacionistas que vieron la necesidad de evitar la destrucción de esta zona subtropical, amenazada desde comienzos del siglo XX por una creciente urbanización.
 
Uno de los aspectos especiales del parque es la peculiar flora que cubre los humedales que se extienden por 6.000 km2, haciendo del mismo el hábitat subtropical más extenso de Norteamérica. La flora, compuesta por manglar y junco acuático esencialmente, se puede apreciar según cuánta agua haya acorde con la estación del año: el parque se inunda en verano debido a las copiosas lluvias típicas de la época en Florida, pero en cambio el invierno en dicho estado es seco, con lo que la humedad del ambiente se reduce en gran proporción y el nivel de agua en el pantano también. Así, en la actualidad las visitas son parte de su preservación pero se han planificado de forma que la prioridad es la naturaleza, en vez de que lo sea la curiosidad de la gente. En una u otra estación, la flora permanece protegida y no recibe un impacto negativo del turismo gracias a que el recorrido se hace en hidro-deslizadores. A estas embarcaciones se les llama también “aerobotes”, pues se movilizan gracias a una hélice localizada en la parte trasera y que impulsa al bote gracias al rápido movimiento de aire que genera.
 
A primera vista Everglades parece un pantano impenetrable de no ser por los hidro-deslizadores. De hecho, la palabra está traducida al español como “ciénagas eternas” en el folleto que recibimos. El efecto de trasladarse en estas embarcaciones es incomparable a otros viajes en bote porque se tiene la sensación de estar volando a ras del pantano. Se puede apreciar plantas floridas flotando en el agua, con flores blancas y púrpuras. Como buen conocedor de la vida silvestre en el parque, nuestro guía nos indica varias especies de bellas orquídeas que se crían en los árboles.
 
Las paradas en medio del silencioso pantano se hacen para observar a los cocodrilos, cuyo avistamiento requiere buen ojo porque, naturalmente, emerge del agua sólo una parte de sus grandes cuerpos, y es fácil perderlos de vista porque se confunden con las rocas o la vegetación que los rodea. En este inmenso parque, ocurre que los cocodrilos cohabitan naturalmente con los caimanes, un dato único porque las dos especies juntas no se encuentran en ningún otro hábitat del mundo. Aparte de coloridas mariposas, diversos tipos de aves están siempre sobrevolando el pantano: hay garzas, cigüeñas, flamencos y otras especies de pájaros que no reconocemos. Quienes se especializan en aves, han documentado un total de 350 especies que viven en Everglades pero que constituyen parte de la lista mundial de pájaros en peligro de extinción.
 
Dada la naturaleza del pantano, hay especies que no son fáciles de encontrar; el folleto indica que el parque abarca veintisiete especies de serpientes de las cuales sólo cuatro son venenosas, así como varios tipos de caracol en los árboles. Está también el manatí, un mamífero acuático que habita en varias zonas del estado. Además, las áreas secas son el hogar de venados, y esconden a la pantera de Florida que hoy se estima en menos de cien ejemplares, gracias al programa de reproducción dirigido por el equipo científico que trabaja en Everglades año corrido.
 
Al terminar la visita, entramos al centro de información, donde el sentido de respeto a la naturaleza se puntualiza sobremanera, pues parte de la preservación de Everglades depende de que en la cultura se enraíce la idea de mantenimiento. Tras esta estrategia que la autoridad correspondiente ha implementado, se esconde la gran preocupación de que sin este aprendizaje, las futuras generaciones mal podrán continuar con esta labor que inició a mediados del siglo pasado. Valga este ejemplo que puede aplicarse a nuestra propia riqueza natural.
 

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