El tiempo parece detenido en la cuenca del río Paute, donde la gente espera con avidez el desborde de las aguas retenidas en la presa de La Josefina.

 

“Es el derrumbe más grande que he visto en 40 años de vida profesional”, dijo el Subsecretario de Obras Públicas, Gonzalo Uzcátegui. El Presidente encargado del Congreso Nacional, Jacobo Bucaram, tras sobrevolar la zona, opinó que es un desastre mucho mayor de lo que la gente piensa en el país.

 

Lo que el común de los ecuatorianos de otras regiones no imagina es la angustia de los habitantes de los pueblos próximos a la zona de la tragedia, quienes esperan escuchar en cualquier momento las sirenas, repiques de campanas o los anuncios por altoparlantes desde los helicópteros, como señales de alerta roja y de que es hora de correr a los refugios.

 

La descoordinación entre las entidades responsables de ofrecer auxilio provoca problemas, pues mientras se repite la ayuda en algunos sitios, no llega a otros, lo que crea angustia y reclamos por los medios de comunicación.

 

Terminado el trabajo en la cima de la presa, hay imprecisión en torno a la verdadera cota a la que llegó la excavación del canal de desfogue: los militares afirman que se logró la meta propuesta para bajar a los 2.353 metros sobre el nivel del mar, pero según técnicos de la Universidad de Cuenca se llegó exactamente a la cota de 2.358,85 metros.

 

La diferencia es notable si se considera que por cada metro excavado de profundidad, se evita la inundación de 60 hectáreas de terrenos aguas arriba.

 

 

 

Viernes 16 de Abril de 1993

Suscríbase

Suscríbase y reciba nuestras ediciones impresas en su oficina o domicilio llamando al 0984559424

Publicidad

Promocione su empresa en nuestras ediciones impresas llamando al 0999296233