Figuras extras en la película del Western electoral serían Dalito, vuelto chico formal y de terno, el coronel Gutiérrez, que fue en el transcurso de las campañas perdiendo coroneles, capitanes y hasta sargentos para quedarse casi únicamente con el “ñaño” Gilmar, y Alvarito, que no mismo abandona sus sueños de agregar la Presidencia a su colección de empresas exitosas
 
En el panorama electoral del oficialismo, se reedita aquella célebre película del Oeste de los años setenta del siglo pasado, titulada “El bueno, el malo y el feo”. En este caso, el bueno sería don Lenin Moreno, que retornó al país con la mano extendida para quien desee estrechársela, sea correísta o enemigo de la Revolución Ciudadana que con este tan necesario ingrediente de bondad, mansedumbre y oportunos chistes, trata de romper los amargos sabores de las “sabatinas” y otros espacios donde el gobernante actual ha zaherido de lo lindo a sus adversarios.
 
   El malo de la película electoral oficialista por lo tato resultaría ser el Presidente Correa, quien queriéndolo o no se ha ganado la imagen de duro, inabordable para quienes no piensan como él y terrible a la hora de las descalificaciones a los adversarios. El feo no por su físico sino por el “feo” papel que le correspondería asumir en el caso de llegar a la Vicepresidencia de la República, sería Jorge Glas, a quien se le encargaría el pesado fardo del manejo de una economía en soletas, una producción semi paralizada y unos indicadores económicos que, por más maquillajes del Banco Central, convertido en una especial de “Yambal” para el embellecimiento de horribles cifras.
 
   Por lo tanto, el “bueno, el malo y el feo”, trío célebre en el “Salvaje Oeste” americano, iniciará su campaña electoral en medio de tiros, por supuesto simbólicos, contra los adversarios que hoy son muchos de la talla del “sheriff” Paco Moncayo, que de la caballería del Ejército saltó a la vida sin botas, o sea civil, para convertirse en el paladín de los “pieles rojas” de Pachakutik o de los “pioneros” de la Unidad Popular. En tanto la intrépida Cynthia bajo la sombra del comisario Nebot busca enlazar el poder. El banquero Lazo entre tanto va en pos de votos no solamente de la banca y sus amigos, que no le alcanzarían ni para ser presidente de la junta parroquial “pelucona” sino de los caudales electorales que espera cosechar con su programa a lo Macri, o a lo Tomer, neoliberal hasta el tuétano.
 
   Meras figuras de extras en la película del Western electoral serían  Dalito, vuelto chico formal y de terno, el coronel Lucio Gutiérrez, que fue en el transcurso de las campañas perdiendo coroneles, capitanes y hasta sargentos para quedarse casi únicamente con el “ñaño” Gilmar, y Alvarito el ricacho, que no mismo abandona sus sueños de agregar la Presidencia de la República a su colección de ciento y pico de empresas exitosas. El ex Fiscal Pesantez tiene un papel tan fugaz que los espectadores casi no van a advertirlo.
 
   “El bueno, el malo y el feo” iniciarán muy pronto el rodaje del filme. Se espera que el costo de la película a realizarse no se pague con fondos públicos sino de los productores cinematográficos de PAIS, es decir de sus propios bolsillos, esperándose entre tanto lo que diga el joven presidente del Consejo Nacional Electoral, a quien desde ya le llueven las quejas por el dinero que se gastará en la nueva película, Western que promete ser trepidante y a lo mejor, carísimo.
 
 

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