La Casa de Máquinas, a orillas del río Yanuncay, donde permanecen los viejos equipos electrodomésticos

Todavía se conservan los edificios y las máquinas electromecánicas que llegaron a Cuenca arrastradas por bueyes o sobre los hombros de más de dos mil jornaleros

En agosto de 1916 –hace un siglo- la Municipalidad de Cuenca puso a funcionar una planta hidroeléctrica aprovechando el cauce del río Yanuncay, al suroccidente de la ciudad.

   Los equipos, marca General Electric, fueron importados de los Estados Unidos y, de Guayaquil, transportados por vía férrea hasta Huigra, de donde tomaron camino a Cuenca arrastrados por bueyes o cargados a hombros de más de dos mil jornaleros contratados.
 
   El Presidente del Concejo era entonces Octavio Codero Palacios que, conjuntamente con el Gobernador Abelardo J. Andrade, fueron los empeñosos propulsores del proyecto hidroeléctrico, el segundo de Cuenca, pues dos años antes había iniciado operaciones una planta instalada por Roberto Crespo Toral, en el sector Tres Tiendas –proximidades del actual mercado de El Arenal-, aprovechando el río Tomebamba, a través de un canal de desvío.
 
   La planta municipal contaba con tres generadores de 75 kilowatios cada uno. En los años iniciales de su operación sufrió reveses económicos, pues resultaban escasos los usuarios frente a la capacidad de las instalaciones. Además, la Municipalidad había contraído un préstamo de 200 mil sucres del Banco del Azuay para financiar la obra, más 100 mil de aportes propios, lo que afectaba significativamente el presupuesto institucional.
 
   Se consideró que la planta era de una capacidad excesiva para las necesidades de Cuenca. En 1921 el Presidente del Concejo Municipal, Alfonso Malo Rodríguez, presentó un informe lamentándose de este desbalance técnico y económico: “La actual maquinaria excede en mucho a las necesidades del presente y escuchando tan sólo los dictados del patriotismo y sin tomar en cuenta el natural desgaste a la que le sujeta el tiempo, se pidió la que funciona, cuya capacidad corresponde más bien a los requerimientos del porvenir”.
 
   En los inicios de la electrificación en Cuenca y hasta finales de los años 80 del siglo pasado, la Municipalidad tenía entre sus responsabilidades el tema de la dotación eléctrica. Cuando la planta de Yanuncay entró en crisis, la solución fue arrendarla al sector privado. En 1938, tras un lapso de crisis y conflictos legales con los arrendatarios, la Municipalidad reasumió la administración de la planta, ya para entonces insuficiente para atender la demanda creciente del servicio. A partir de entonces se buscó nuevas fuentes de generación eléctrica, labor contratada con el técnico Max Rueff en 1945. Entonces fue la cuenca del río Machángara la escogida para el proyecto nominado Miraflores, que más tarde se llamaría Saymirín.
 
  La Municipalidad lideró la planificación del servico eléctrico y en 1948 el Alcalde Arízaga Toral creó la Empresa de Luz, Agua Potable y Teléfonos (EMLAT), antecedente de la actual ETAPA, que nació en 1968 pero ya sin las responsabilidades en el ámbito eléctrico.
 
  La planta de Yanuncay, que cumple un siglo en el presente mes, operó hasta 1989. La Municipalidad ni entidades del sector eléctrico se han acordado de su centenario, que acaso debió aprovecharse para realizar el proyecto de museo de la electricidad de Cuenca.
 
Asistentes al acto inaugural de la planta de Yanuncay en 1916: Roberto Crespo Toral, Octavio Díaz, Honorio Vega, Alfonso Ordóñez Mata, César Malo, (…), Julio Rosentock, Federico Malo, (…), Julio Tobías Torres y Jhon H. Torrens, al pie de la tubería que conduce el agua a la casa de máquinas.

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