La proximidad de las elecciones presidenciales invita a reflexionar sobre la actitud de los líderes políticos que impulsan proyectos destinados a la toma del poder. El electorado aparece otra vez como mera materia prima de estadísticas y pronósticos.
 
   Lo inquietante –aunque nada nuevo- es que la pregonada unidad de sectores políticos va al traste ante la ambición personal que desbarata todo rezago de patriotismo o sincero ejercicio de la política dirigida al bien común. Pocas veces en las últimas décadas se habló tanto de unidad para evitar el fraccionamiento que debilita a todos. Pero, como siempre, tal propósito fue al vacío y genera nuevas confrontaciones y divisiones.
 
   El país vive la “guerra de las encuestas”. El sufragante sirve para medir las tendencias, no más. Lo primero que usualmente hacen los ganadores en las urnas es ignorar la voluntad del electorado  con la promoción de sus ofertas y propósitos. El votante resulta ser, apenas, un obligado mecanismo o engranaje de la ”democracia”, para provecho personal, político, económico, del sector político que se impone en las mesas electorales.
 
   El pueblo da muestras de madurez en el ejercicio de la democracia y la política, pero los líderes políticos van a la zaga y parecería que las experiencias lamentables del pasado en vez de inspirar enmiendas, son lecciones que ellos las practican. Quizá en lo fuerte que viene de la campaña electoral, vengan rectificaciones.
 

Suscríbase

Suscríbase y reciba nuestras ediciones impresas en su oficina o domicilio llamando al 0984559424

Publicidad

Promocione su empresa en nuestras ediciones impresas llamando al 0999296233