Por Eliécer Cárdenas

 

El Gobierno lanza signos contradictorios por doquier. Mientras unos jóvenes empecinados siguen pregonando a voz en cuello que con Rafael Correa irían a la tercera reelección, en las zonas del desastre se miró al ex Vicepresidente Lenin Moreno en compañía del vicepresidente Jorge Glas, cual un dúo dinámico gobiernista

 

Mientras el país vive el “post terremoto” con su secuela de réplicas asustadoras y sus leyes “solidarias” que, entre otras consecuencias, nos suben el costo de la vida “solidariamente” a damnificados y no damnificados, los ajetreos políticos con miras a la próxima campaña electoral se han inmovilizado en apariencia, como si las oscilaciones y trepidaciones sísmicas hubiesen paralizado o poco menos a la actividad electoralista. Pero más bien se trataría de apariencias, y como toda apariencia, engañosa.
 
   El Gobierno de la “Revolución Ciudadana” lanza signos contradictorios por doquier. Mientras unos jóvenes empecinados siguen pregonando a voz en cuello que con Rafael Correa irían a la tercera reelección, en las zonas del desastre se miró al ex Vicepresidente Lenin Moreno en compañía del vicepresidente Jorge Glas, cual un dúo dinámico gobiernista, o más bien un pre binomio más o menos listo a lanzarse a las arenas movedizas de una próxima campaña. Sin embargo, para confundir a “tirios y troyanos” Lenin Moreno como quien no quiere la cosa declaró que casi no sería posible una candidatura suyo a la Presidencia de la República, cuando justo las agujas oscilatorias de los veleidosos favores ciudadanos dan en las por ahora no publicitadas encuestas una ventaja a Lenin sobre figuras presidenciales de los predios gobiernistas.
 
   En cuanto a Jorge Glas, aparentemente se comporta como un “delfín” en toda regla. Representa al mandatario en la zona del desastre, preside comités, adquiere un protagonismo como segunda figura efectiva que no parece deberse simplemente a los avatares del terremoto 
 
y sus abundantes réplicas, sino a un guión concebido con mucha anticipación. Sin embargo, el principal jugador de la próxima contienda electoral esconde las cartas, genera interrogantes, busca enigmas que desorientan a la variopinta oposición que tampoco juega claro con una serie de precandidatos lanzados al ruedo, pero más bien como señuelos mientras se espera que el gobierno de la “Revolución Ciudadana” muestre por fin su juego. Los ases por ahora están debajo de la manga.
 
   Sin embargo, el suspenso puede deberse a otros factores que al lógico “faroleo” pre electoral. Por ejemplo ¿qué se hará con los altos, medios y bajos funcionarios del actual régimen? Se rumora de pugnas de líneas partidista-burocráticas. Algunas querrían a Jorge Glas como candidato a la Presidencia de la República, en tanto otras apostarían por Lenin Moreno. Este a su vez establecería condiciones, con quienes formar equipo de gobierno si triunfa en la lid electoral, cosa nada improbable si la oposición como parece se lanza dividida en tres o cuatro segmentos.
 
   De allí una parte de las causas para el engarrotamiento oficial en casi vísperas del proceso eleccionario que promete convertirse en un “parte-aguas” tras casi diez años de “Revolución Ciudadana” bajo la batuta de su líder. El largo ejercicio del poder suele crear estructuras de una dureza de caparazón de tortuga, que por lo general se niegan a retirarse de la escena. ¿Qué hacer con tanto parlamentario oficialista o adláter que se quedará sin funciones? No existen embajadas suficientes para ellos. ¿Y tantos ministros, viceministros, secretarios con rango de ministros? ¿Y los ujieres y correveidiles de una frondosa administración? Resultan pesos que influyen en el semi coagulado panorama pre electoral.

 

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