La democracia continúa, la historia sigue su curso. Un ambiente de esperanzas predomina en el ánimo de los ecuatorianos en los días iniciales del Gobierno del Presidente Lenín Moreno, quien asumió el mando el 24de mayo con un discurso reconciliador, luego de la fogosa campaña electoral que ya es drama del pasado.
 
   El Mandatario abrió los brazos en invitación a toda la comunidad ecuatoriana para sacar adelante al país con esfuerzo colectivo. Sus buenas intenciones merecen acogerse con buena voluntad y patriotismo, pensando en el presente inmediato y en el futuro nacional: un clima de paz, tolerancia, libertad, tranquilidad, no puede ser menos que apetecible y necesario en la vida de los ecuatorianos.
 
   Confiados en la sinceridad de sus palabras sensatas, moderadas, apaciguadoras, los ecuatorianos no pueden menos que ser optimistas ante la nueva realidad política y administrativa con la que el gobernante ha iniciado su gestión. El país necesita renovar metas y los ecuatorianos están en la obligación de cooperar para que el discurso del flamante Presidente se convierta en práctica y realidad.
 
   El Presidente Rafael Correa, con su estilo y sus característicos modales, cumplió su misión: la historia enjuiciará su gestión, sin desconocer sus aciertos para ordenar un país desorganizado, conflictivo, indisciplinado inclusive, del inicio de su gestión. 
 

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