Sede principal de la Comunidad Educativa Católica, al norte de la ciudad, con la basílica que eleva una alta torre al cielo.

Creada por decreto ejecutivo del Presidente José María Velasco Ibarra el 7 de septiembre de 1970, acaba de cumplir cincuenta años. Acaso la pandemia que tiene en vilo al mundo ha suspendido la conmemoración, pero la fecha propicia recordar su historia

El 22 de junio de aquel año Velasco Ibarra se proclamó dictador y clausuró las universidades públicas, focos de insubordinación en su contra. El 31 de agosto, el influyente líder conservador cuencano Enrique Arízaga Toral, asistió invitado al banquete presidencial para conmemorar los dos años de funciones del mandatario. Y puso en manos de él los documentos necesarios para crear el plantel universitario católico, respaldado de alguna manera o totalmente, en el hecho de que la Universidad de Cuenca estaba intervenida por la dictadura.

El Ministro de Educación, Augusto Solórzano Constantine, recibió instrucciones directas de Velasco Ibarra para tramitar el proceso de creación, que se facilitó con la presencia de dos cuencanos en altos cargos gubernamentales: Luis Cobos Moscoso como Subsecretario del Ministerio de Educación, y Teodoro González Merchán como Director General de Educación.

Las condiciones políticas propiciaron el avance de los trámites que desde tres años antes demoraban. El 12 de agosto de 1970 y ante la inminencia de la próxima fundación, se formó la Asociación de Educadores Católicos del Azuay, cuya acta constitutiva apunta: “En el año del Señor de mil novecientos setenta, Sesquicentenario de la Independencia de Cuenca, a las cinco de la tarde del día cinco de agosto, 161 Aniversario del Primer Grito de Libertad en América; invocando la protección de Dios Autor de todo bien, con el ánimo de responder al llamado del Concilio Vaticano II que urge a los seglares a emprender responsablemente en obras que signifiquen auténtico servicio a la fraternidad humana y promuevan con eficacia la edificación cristiana de la Ciudad terrena; nos reunimos en casa de don Luis Antonio Moscoso Vega para constituir jurídicamente la asociación EDUCADORES CATÓLICOS DEL AZUAY…”

Presidente del organismo fue nominado Carlos Arízaga Vega y firmantes del acta son veinte y cinco cuencanos, entre ellos varios de influencia política, cultural y religiosa. Su misión era apoyar las iniciativas educativas católicas y en particular la de la próxima Universidad. En el decreto de creación, publicado en el Registro Oficial, consta que el plantel universitario se encarga al auspicio de los Educadores Católicos del Azuay.

La Católica funcionó cuatro décadas en el local del antiguo Seminario de Cuenca, en el parque Calderón, hasta terminar la construcción de su complejo arquitectónico, que incluye una basílica, al norte de la ciudad, obra que se inauguró el 28 de mayo de 2010. Pero además ha tenido sedes de docencia en varios locales dentro de Cuenca. En 1973 creó una extensión en Morona Santiago y en 1980 en Azogues. En 1990, las extensiones de La Troncal y Cañar.

En los cincuenta años, ha experimentado a más de la expansión física, el incremento de facultades y centros tecnológicos, el trabajo comunitario, ofreciendo cooperación en temas de beneficio social en varias partes del país. Tiene también programas de educación abierta, a través de los cuales ha sacado promociones de graduados en diversas especialidades.

Desde 2013 está frente al Rectorado Enrique Pozo Cabrera, jurisconsulto graduado en la misma universidad, a quien ha correspondido continuar el avance del plantel en los diversos órdenes académicos, docentes, de desarrollo científico y de servicio a la sociedad.

 

Registro Oficial No. 76
07 – octubre – 1970 No. 409-A

JOSE MARIA VELASCO IBARRA,

Presidente de la República, Considerando:

Que personas y Entidades Representativas de la Ciudad de Cuenca han solicitado la respectiva autorización del Poder Ejecutivo para fundar la Universidad Católica de la prenombrada ciudad;

Que el deseo del Gobierno Nacional es dejar un permanente recuerdo del Sesquicentenario de la autonomía política del antiguo Departamento de Cuenca que fue factor decisivo de la emancipación de lo que hoy constituye el territorio de la República;

Que es deber del Estado contribuir al crecimiento de la cultura superior y a preparar a las juventudes para las profesiones liberales, funciones públicas e investigaciones científicas;

Que el señor Ministro de Educación Pública, en uso de las atribuciones y deberes que le concede el Decreto Supremo No. 155, de 29 de julio de 1970, publicado en el Registro Oficial No. 35, de 11 de agosto de este mismo año, ha informado favorablemente sobre la creación de la Universidad Católica de Cuenca; y,

En uso de las atribuciones de que se halla investido,

DECRETA:

V5

Art. 1.- Créase, a partir de esta fecha, la Universidad Católica de Cuenca, con domicilio en la misma ciudad y atribuciones para organizar las Facultades y Escuelas que requieran su desenvolvimiento y las necesidades de la región, bajo el auspicio de los Educadores Católicos del Azuay.

Art. 2.- La Universidad Católica de Cuenca, funcionará de acuerdo con las prescripciones de la Ley de Educación Superior y su propio Estatuto.

Art. 3.- Encárguese de la ejecución del presente Decreto el señor Ministro de Educación Pública.

Dado en el Palacio Nacional, en Quito, a 7 de Septiembre de 1970.

f.) José María Velasco Ibarra, Presidente de la República del Ecuador.- f.) Dr. Augusto Solórzano C., Ministro de Educación Pública.

Es copia.- lo certifico: f.) Francisco Díaz Garaicoa, Secretario General de la Administración Pública.

 

Decreto de creación de la Universidad Católica de Cuenca, firmado por el Presidente Velasco Ibarra el 07 de Septiemre de 1970 y publicado en el Registro Oficial un mes despues 

 

 

 

EL PADRE CÉSAR…

La fundación de la Universidad Católica hace medio siglo fue la culminación de iniciativas de César Cordero Moscoso, sacerdote de una capacidad de gestión sorprendente, que empezó por abrir planteles de instrucción primaria y secundaria. Actualmente, como es de conocimiento generalizado, vive su ancianidad –cumplió 93 años en junio- en condiciones precarias de salud, internado en el Hospital Universitario también fundado por él, pero sobre todo acosado por denuncias y sanciones de abuso sexual que le llevaron a las autoridades de la Iglesia a despojarle de sus funciones sacerdotales.

Para lograr el decreto presidencial de Velasco Ibarra se sumó a la comitiva que con Enrique Arízaga Toral asistiera al banquete por los dos años de labores del mandatario. El fue quien escribió el decreto presidencial de creación, que aprobara y lo suscribiera el Presidente. Fue de la iniciativa de formar la Asociación de Educadores Católicos del Azuay que, el 22 de diciembre de 2001, se convirtiera en la Fundación Educativa para el Desarrollo César Cordero Moscoso.

Es interesante y anecdótico reproducir lo que él escribiera en un libro autobiográfico, sobre aquel documento oficial citado: “Al redactar dicho decreto, cuidé de no poner nada referente a la FEDEC que después hubiera podido reclamar derechos. Por tal razón, previamente a la entrega de documentos, el 12 de agosto de1970, reuní un núcleo de caballeros católicos y algunos religiosos y con ellos constituimos jurídicamente el Patronato Educadores Católicos del Azuay que muchos años después sirvió de base a la organización de la Fundación Educativa para el Desarrollo que lleva mi nombre y goza de personería jurídica plena”. La FEDEC era la Fundación de Educadores Católicos, que quedó remplazada.

 

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