Marcha de estudiantes por las calles de Cuenca, el 29 de mayo último, protestando contra la violencia sexual contra los niños.

Su suerte sacerdotal está en crisis. De la Universidad Católica que él fundó se desmantelaron los retratos, insignias y hasta el monumento que él mismo se erigiera en vida, del que no ha quedado piedra sobre piedra. De probarse sus culpas, podría ser expulsado de la Iglesia, más las sanciones de orden judicial que avendrían en su contra. El anciano sacerdote niega su culpabilidad y critica al papa Francisco por “rebajarse” a pedir perdón a las víctimas de abuso sexual, “para congraciarse con los enemigos de la Iglesia”. El arzobispo de Cuenca le suspendió el ejercicio sacerdotal, el 30 de mayo.

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