El incendio intencional de la Contraloría fue el crimen político más lamentable del año 2019

¿Quién es o merece destacarse como personaje del año 2019 en el Ecuador? Tarea difícil es identificar a alguien que merezca ese sitial ético o político en la conciencia de los millones de ecuatorianos. La corrupción es una mala palabra y nada más…

La Fiscal Diana Salazar surgió con una imagen positiva y de confianza, para acometer los graves escándalos en los que apareció sumergido el país luego de la década del gobierno del Presidente Correa. Pero su imagen ha ido desvaneciéndose a medida que demoran y se desvanecen los proyectos contra la corrupción: no hay resultados.

El episodio más notable –por su contenido de escándalo - es la movilización producida en octubre, a raíz del decreto presidencial 833 que pretendió abolir los subsidios a los combustibles y despertó una conmoción nacional aprovechada por residuos correístas, buscando acabar con el gobierno del Presidente Lenín Moreno.

Ningún saldo favorable queda de 2019 en lo político, en lo social o económico para los ecuatorianos. La corrupción no ha pasado de ser una mala palabra, sin que las evidencias de peculados, robos y desmantelamiento de la economía nacional a través del entretejido gubernamental de años pasados, hayan tenido algún viso de esclarecimiento y sanción de la justicia.

La cirugía mayor contra los corruptos, proclamada como gestión gubernamental inmediata, en mayo de 2017, no deja ver un indicio de intervención quirúrgica. En la retina de los ecuatorianos están las imágenes del edificio de la Contraloría del Estado ardiendo en llamas, como un intento de acabar con las evidencias de los principales actos de corrupción de los que se habla desde inicios del actual gobierno, en contra de su antecesor. El atentado contra la Contraloría es acaso el episodio culminante en lo negativo, de los movimientos de octubre pasado, cuando infiltrados en las marchas campesinas e indígenas hicieron su asalto, financiados por políticos desde las penumbras.

Virgilio Hernández y Paola Pabón, activos defensores del correísmo fueron detenidos por rebelión y recobraron la libertad el día de pascua. Ellos serián los promotores de los hechos delictivos del mes de octubre.

Los implicados como mentalizadores de semejante hecho –la Prefecta de Pichincha Paola Pabón y el ex hombre fuerte del correato, Virgilio Hernández, salieron en libertad feliz en la pascua navideña de diciembre. ¿Son inocentes, se hace justicia o continúa imponiéndose el peso de la corrupción? Las señales son sopechosas.

Las organizaciones campesinas e indígenas, que no andan sin discordias, consiguieron que el gobierno diera un paso al costado en el decreto que abolió el subsidio de los combustibles. Ellos demostraron su poder y contundencia, pero los principales dirigentes se extralimitaron en el triunfalismo y cayeron en entredicho, si no en desgracia. Pretendieron ser dueños de su propio estado y territorio y quizá echaron al traste posibilidades importantes de protagonismo político futuro.

En lo económico el Ecuador camina mal. El endeudamiento externo es el recurso salvador del momento, con consecuencias impredecibles futuras. La penuria es visible en la vida diaria de los ecuatorianos, como el desempleo y el subempleo que ganan terreno conforme los sectores productivos limitan la ocupación de mano de obra y se declaran incapaces de mejorar las remuneraciones.

El petróleo, con sus altibajos en los precios, sigue siendo la fuente principal de subsistencia nacional, mientras proclamas ambientalistas se oponen a la explotación de los recursos mineros que podrían ser una alternativa de proyecciones optimistas en la obtención de nuevos recursos.

2020 será un año pre electoral. En 2021 el Ecuador elegirá al nuevo Presidente de la República y al actual le queda una penosa e incierta cuenta regresiva, que da pábulo a que recuperen terreno político los opositores contra los cuales estaban dirigidas las cirugías mayores anunciadas al comienzo de su mandato.

No se ve, en definitiva, figuras nuevas que puedan surgir en los proyectos electorales próximos. Pero será cuestión de pocas semanas, ver clarificándose escenarios en los que los actores serán los mismos políticos que desempeñaron puestos dirigentes en organismos seccionales del país, los nuevos “salvadores” entre los que deberán escoger a sus mandantes los ecuatorianos en 2021.

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