El 4 de septiembre cumplió cien días de gestión el Presidente Guillermo Lasso. Lo cumplido en este lapso es la vacunación contra el Covid-19, superando las nueve millones de dosis. De la Asamblea, es penoso hablar…

Al cierre de la presente edición, alrededor de 10 millones de ecuatorianos han recibido dosis completas y 11 millones la primera, previéndose que no estría distante la fecha en que la inmunidad se generalice y vuelva la tranquilidad sanitaria que ha hecho del país uno de los que mejor ha abordado este tema en América Latina.

La gestión económica ha dado también resultados positivos, obteniéndose créditos internacionales favorables para superar riesgos que parecían venir sobre el erario nacional. En un gesto solidario, el mandatario que llegó al cargo tras una trayectoria económica exitosa en lo privado, ha destinado su sueldo a fines benéficos, en contraste con gobernantes anteriores que no actuaron con transparencia, con excepciones, que siempre las hay.

No obstante, el tiempo es corto para cantar victorias. En el campo internacional, un incidente diplomático con el recién nombrado Embajador en España, Pascual del Cioppo, ha sido un golpe para el gobierno: el personaje denunció pagos de alto calibre al partido Podemos, realizados en el gobierno del Presidente Correa, sobre los que pesan sospechas de ilicitud. El denunciante habría recibido órdenes del gobierno ecuatoriano para no ahondar el caso, luego del escándalo, por lo que tuvo que renunciar antes de asumir la función. Interrogantes quedan pendientes.

 El nivel de la Asamblea se mantiene bajo.

Por otra parte, la gestión del gobernante depende también de lo que ocurre en otros engranajes del sector público. La Asamblea Nacional en similar lapso viene de tumbo en tumbo, sin encontrar el camino que enderece rumbos del período legislativo anterior que llegó a los más bajos niveles de aceptación. Persiste el papel de tramitadores de cargos a cambio de beneficios económicos particulares, de los que lo más fácil parece ser es echar la culpa a los asesores. La segunda Vice Presidenta de la Asamblea, Bella Jiménez, está inmersa en esta fogosa situación, que parece apagarse.

El espíritu de cuerpo predomina en el ámbito legislativo y resulta increíble que una asambleísta, que pidió a sus partidarios, en un concentración, que aprendan a robar bien, sin dejar huellas, haya recibido como sanción una semana de suspensión en el trabajo legislativo. Semejante llamado a la ilicitud debió ser motivo para la remoción de la declarante para que no retornara a una función pública. Pero no pasó más que eso…

 La violencia criminal es de todos los días en Guayaquil.

El asambleísta Fernando Villavicencio, que preside la comisión de Fiscalización, corre el riesgo de ser alejado de esta función por investigar actos corruptos que implicarían a algunos legisladores. Una petición a Contraloría, para que informe sobre glosas que pesarían sobre la gestión anterior de más de treinta asambleístas, está entorpecida por presiones sobre el organismo de control.

Otro tema dentro los primeros meses de gestión del Presidente Lasso, es el tema migratorio, convertido en estampida de compatriotas que hacen lo imposible por salir del país, acosados por el desempleo, a través de caminos mexicanos, rumbo a los Estados Unidos. Datos oficiales dan cuenta de que en el primer semestre de 2021 alrededor de 90 mil ecuatorianos habrían corrido ese riesgo, frente a menos de 40 mil en 2017.

 Miles de ecuatorianos salen el país en forma incontenible.

La reciente exigencia de visa para entrar a México, habría desatado una ola de emigración, especialmente del austro ecuatoriano, en procura de lograr el documento antes de que entrara en vigencia. Pero no se espera que la visa vaya a frenar el interés por abandonar el Ecuador, pues siempre habrá, como siempre, senderos que se abren a merced de coyotes que integran redes internacionales de corrupción migratoria.

El 7 de septiembre, al cierre de esta edición, en Gualaceo, del Azuay, y en otras ciudades del país, hubo allanamientos en casas de coyotes para decomisar dinero, escrituras de terrenos y casas, para el trámite de pasajes al exterior por vías ilícitas, en coordinación con organizaciones internacionales que operan a pesar de que gran parte de los migrantes se quedan en el camino, desaparecen, retornan o perecen.

 El alcalde Yunda exhibe orgulloso el grillete que le ha sido impuesto.

El caso del Alcalde Jorge Yunda, de Quito, es una novelesca e increíble muestra de los malos tiempos que vive el país: la autoridad municipal destituida por el Concejo capitalino agota los más rebuscados recursos para burlar las decisiones apeladas ante los más altos tribunales judiciales del país. La sustitución temporal, con un alcalde que asumió nombrando sus inmediatos colaboradores, acabó como una comedia ridícula y el señor Yunda reasumió el cargo, nadie sabe hasta cuándo…

En Guayaquil la criminalidad del sicariato vive tiempos de apogeo. Es terrible lo que ocurre en esa ciudad, como en otras de la costa del país, todos los días, en un repertorio cotidiano de crónicas de sangre y muerte a las que se acostumbran cada vez más los ecuatorianos. Los actores de operativos delincuenciales tendrían vínculos con mafias vinculadas al tráfico de drogas, dirigidas desde las prisiones “más seguras” del país, entre ellas la de Turi.

En fin, sería largo y deprimente proseguir el relato de temas negativos que están en el día de la vida nacional. Queda el anhelo de que haya llegado todo al clímax de lo tolerable y, de una vez, las autoridades acierten en accionar con efectividad para salvar a los ecuatorianos de semejantes condiciones de inseguridad, corrupción y desesperanza.

El presidente Lasso acaba de anunciar que este año convocará una consulta nacional para abordar temas de trascendencia nacional. ¿Será posible, cuando ya declina este 2021?

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