Superados muchos escollos, originados en la controversia al interior del movimiento político que ganó la Presidencia en las elecciones del año pasado y el escándalo de la corrupción que le costó el cargo al Vicepresidente de la República, el pueblo tiene oportunidad para pronunciarse sobre temas importantes que cambiarán rumbos en la conducción del país y el destino de los ecuatorianos.

   La gesta cívica tiene connotación histórica y es obligación ciudadana participar responsablemente en ella. Los últimos años el país acumuló experiencias que permitirán al electorado acudir a las urnas con espíritu renovador y positivo: los errores del pasado pueden ser útiles referencias para valorar la libertad, la tolerancia, la democracia, la justicia, la defensa de los valores humanos –especialmente de los niños, niñas y adolescentes- como elementos indispensables en la conducta de las personas, de los gobernantes y los servidores públicos. 

   Preciso es sacar el máximo provecho de esta jornada electoral, para abrir caminos hacia horizontes nuevos en la convivencia entre los ecuatorianos y la forma sensata como tienen derecho de ser gobernados. La Consulta es también la oportunidad que tiene el Gobierno para oir la voz del pueblo y actuar en función de ella. A partir de los resultados del evento, no habrá excusas para la incertidumbre que, de alguna manera, ha nublado el panorama nacional en diversos aspectos, en los casi nueve meses corridos desde que el Presidente Moreno asumió el poder.

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