Después de la intensa campaña de la consulta y referéndum y de la excitante expectativa de los escrutinios, el resultado favorece al Presidente Correa que propuso el proceso eleccionario. Ya nada es discutible.
   
Pero en democracia siempre queda abierta la posibilidad de una aproximación entre los sectores que en una campaña política llegan a extremas discrepancias. A eso  debe tenderse, supliendo con condescendencia las diferencias, sin renunciar a principios, para encontrar puntos de unión constructiva, de beneficio colectivo y de metas nacionales a largo alcance. En la presente edición, varios articulistas de Avance tratan el tema de la consulta y coinciden en la necesidad de la reconciliación entre los ecuatorianos.
 
 Casi se han dividido en dos mitades las tendencias a favor o adversas al gobierno, con la consulta popular. Saludable sería que la iniciativa de un reencuentro civilizado entre los sectores que compitieron en las urnas, proviniera del Ejecutivo, para restar argumento a quienes le acusan de abuso de poder, de acaparamiento de poderes y hasta de trasponer los límites de la constitucionalidad. Con buenos ganadores y buenos perdedores, el triunfador final será el país entero.

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