En algún mar

me esperan los acantilados de la soledad,

los galeones de la sombra,

el oleaje sin retorno de los días,

el arrecife de la muerte,  

su flecha de piedra

dirigida a mi corazón.

 

Restallan las aguas finales

contra los duros bloques de tiniebla

y borran mis terrestres huellas.

 

Pero al otro lado de la muerte,

noche tu espejo de obsidiana

reflejará las constelaciones más lejanas.

 

De Contra el solitario roquedal, 1992

Suscríbase

Suscríbase y reciba nuestras ediciones impresas en su oficina o domicilio llamando al 0984559424

Publicidad

Promocione su empresa en nuestras ediciones impresas llamando al 0999296233